AUTOR: HONORIO ANTONIO MARTINEZ CUELLO.
CHIRIGUANERO MATA ALCALDE!
Hacia 1930, los dirigentes liberales consideraron que Enrique Olaya
Herrera era el estadista más apropiado para llevar al liberalismo al poder,
después de la Hegemonía de la Regeneración.
Así, el 22 de enero de 1930 su candidatura fue inscrita
por un grupo de amigos liberales y conservadores en la ciudad de Puerto
Berrio. Dos días después Olaya hizo su entrada en Bogotá, donde fue
recibido en forma delirante por el liberalismo.
Su triunfo llegó el 9 de febrero de 1930, cuando las
elecciones dieron el siguiente resultado: 369.962 votos por Enrique Olaya
Herrera, 240.284 votos por Guillermo Valencia y 213.417 votos
por Alfredo Vázquez Cobo. El sector de avanzada del conservatismo adhirió
a la candidatura de Olaya Herrera, entre ellos especialmente los republicanos,
encabezados por el ex presidente Carlos E. Restrepo.
En los dos primeros años de gobierno, se manifestó la violencia en
algunas regiones de Colombia, en especial en Boyacá y Santander, inicialmente motivada por factores
políticos.
Los pueblos de mayor problema fueron Chiquinquirá y el occidente de Boyacá, el norte en la región de Guicán,
la Provincia de García Rovira en Santander y algunos pueblos de Norte de Santander y la Costa Norte de
Colombia; la burocracia conservadora de
las provincias defendían sus cargos públicos contra las nuevas autoridades
liberales.
Y es así, que, el Gobernador del Departamento del Magdalena encargado don
José de la Cruz Ortiz, nombro de Alcalde de Chiriguaná a don Gonzalo
Córdoba, natural del Corregimiento liberal del Paso; con el fin de fortalecer
el liberalismo en esa municipalidad; en razón a que la cabecera municipal
era de origen conservador y según el profesor Luis Mariano Castañez,
existían tres familias liberales, ellas son: Los Argote; Los Hernández y
Los Quiroz.
El local de la Alcaldía de Chiriguaná, quedaba donde queda hoy en
día, la escuela número 2, diagonal al cementerio, allí funcionaba la
Alcaldía y la cárcel, que también recibía el nombre de Cepo, lo primero que
hizo el señor Alcalde fue, declarar insubsistentes a todos los funcionarios de
origen conservador de la administración municipal y nombrar liberales en los
diferentes cargos municipales; en los lugareños de Chiriguaná, existía una
inconformidad por las decisiones del señor Alcalde, que hasta implanto el
toque de queda, que prohibía a los lugareños de esa localidad, circular
libremente por las calles de la población en horas de la noche.
El cumplimiento era vigilado por los agentes de la Policía Nacional de la época, lo que hizo que muchos chiriguaneros investigaban de donde eran nativos los agentes de la policía, si eran nativos de pueblos liberales, los chiriguaneros, entre ellos José María Chema Flores; Esteban Duque Flores y Guadalupe Díaz, le hacían cacería o emboscada a los agentes de Policía liberales.
Le quitaban el fusil y le daban una golpiza y el fusil era lanzado al pozo
de Toscano, lo que hacía que los agentes de la Policía pidieran traslado para
otra localidad; el Pozo de Toscano, quedaba donde queda el acueducto de
la localidad; según el profesor Castañez, en el fondo del pozo de Toscano
debe haber una cantidad de fusiles perteneciente a la Policía Nacional. En
Chiriguaná en esa época existían tres pozos de agua; el Pozo de la Zanjita; el
Pozo del Arbolito y el Pozo de Toscano.
Pozo de Agua; es el agua que sale del subsuelo, y es un recurso muy
importante para los lugareños del pueblo de Chiriguaná, que se abastecían y hoy
en día se abastecen del precioso líquido para sus quehaceres diarios.
Durante del año de 1932, por todos los rincones de Chiriguaná, se
celebraban los carnavales, en las que se daba rienda suelta a la alegría y
a las expresiones culturales y artística de los chiriguaneros, pues
en el marco de estas fiestas, se promovía el arte y la cultura callejera,
mediante expresiones teatrales, la música, la danza, los capuchones;
incluso la gastronomía se vuelve uno de los ingredientes
principales para festejar y celebrar la cultura de los carnavales chiriguaneros.
En la calle de barranquillita, especialmente en la esquina de la Luna había
una fiesta de carnaval amenizada por un grupo folclórico de Chiriguaná, donde
habían varias personas disfrazadas y pintadas las caras con harina de almidón y
otros colores, cuando llego el señor Alcalde don Gonzalo Córdoba, con cinco
agentes de la Policía Nacional, todos armados con revólveres Smith Wesson, K22;
en evidente estado de embriaguez y le ordeno a los miembros de la Policía
ingresar al lugar sin previa autorización y haciendo alarde de su cargo
político.
Los uniformados acataban las instrucciones del señor alcalde y procedieron
inclusive a golpear a todos los asistentes de la fiesta del carnaval,
abusaron de su poder y no les importo que en la fiesta habían mujeres, a
quienes golpearon en las piernas, los brazos y el cuerpo.
El Alcalde estaba embriagado, él estaba alcoholizado; en ese momento,
manoteaba, decía que podía entrar a donde él quisiera por ser el alcalde y
desenfundando su revólver Smith Wesson, K22, disparo y la bala reboto en
la tiranta de la casa y fue a parar en la cabeza de una de las personas que se
encontraba en la fiesta de carnaval, hiriéndola de muerte.
Una vez, realizado el abuso de poder del señor alcalde de
Chiriguaná, don Gonzalo Córdoba; policías y alcalde escaparon del lugar
de los hechos; los cincos agentes de policías, sintieron que sus vidas
corrían peligro, y sin mirar hacia atrás, salieron corriendo por las
sabanas de Chiriguaná, buscando la vía de Curumani.
El alcalde don Gonzalo Córdoba, quien estaba embriagado, llego al local
donde funcionaba la alcaldía, pero escucho a lo lejos a los lugareños de
Chiriguaná, quienes gritaban—alcalde asesino-alcalde asesino -alcalde asesino-.
El Alcalde, Gonzalo Córdoba, salió al patio, y se voló una cerca, hasta
llegar a la casa de Esteban Bano, y sin permiso del propietario de la
casa, se subió en el zarzo o cielo raso, en una escalera, donde se
escondió. Es decir, en los techos de las casa de bahareque existía y existen
hoy en día, una especie de troja o zarzo, para guardar muebles y enseres de los
dueños de la casa.
Casi un centenar de chiriguaneros, provenientes de los diferentes barrios, fueron los que atacaron a palos, botellas, piedra y todo lo que consiguieron a su paso, lo lanzaron contra la alcaldía y la estación de policía de la localidad, destruyendo puertas, ventanas y soltando a los presos que se encontraban detenidos en la cárcel o cepo; partieron vidrios de las ventanas, las puertas y robaron armamentos de la Policía. Destruyeron las sillas y todo lo que a su paso encontraban.
En consecuencia, la herida y posterior muerte que hizo el señor
alcalde con su revólver Smith Wesson K22, del joven que
disfrutaba de la fiesta de carnaval en la esquina de la Luna, provoco la asonada,
que género pánico en la localidad. Los chiriguaneros que tenían sus
tiendas de abarrotes, también se vieron afectados por la turba, pues les robaron
parte de los producidos del día y se llevaron cervezas, botellas de ron y hasta
comida.
Carmen Parea, la hija del señor Juan Parea, quien sufrió insultos por el
señor alcalde y además de eso, le manifestó que si decía donde se
encontraba la mataría, salió de su casa corriendo y le manifestó a los
integrantes de la turba, que el señor alcalde don Gonzalo Córdoba, se
encontraba en el zarzo de la casa del señor Esteban Bano.
La turba de chiriguaneros enloquecidos, llegaron a la casa donde se
encontraba escondido el señor alcalde y Manuel Martínez, a quien apodaban el
Maño, fue el primero en coger una escalera y con revólver en mano se subió al
techo de la casa y vio al señor alcalde que tenía entre sus manos su revólver,
éste intento disparar pero sus balas se habían agotado, lo que aprovecho Manuel
Martínez y le disparó un tiro a la cabeza y lo asesino.
De las agresiones no se salvó ni la Darcy, una Lora habladora que era
la mascota de la familia Bano. Esta ave era la pechichona porque repetía todo el día, lo que los integrantes de la familia
manifestaban en sus conversaciones. Pero en medio de la arremetida de los
chiriguaneros, le pegaron una pedrada en la cabeza, le torcieron el cuello y la
mataron.
La turba enloquecida, bajó el cuerpo sin vida de Gonzalo Córdoba, del zarzo
de la casa, arrastrándolo por las diferentes calles de Chiriguaná, sin
dirección alguna, dejando su cabeza y cuerpo desfigurado y sus ropas hechas
trisas.
Una vez, que se hizo el recorrido del cuerpo del señor alcalde
Gonzalo Córdoba, por todo el pueblo, la turba enloquecida, dejo el cuerpo
desnudo y destrozado frente a la Alcaldía de Chiriguaná, donde permaneció por
tres días, hasta que llego el Ejército Nacional, enviado desde Santa Marta, por
el señor Gobernador del Magdalena.
Quienes recogieron el cadáver y lo llevaron al Cementerio de
Chiriguaná, donde el Cuerpo de Investigación, le practico el
levantamiento del cadáver, le amputaron sus manos y las trasladaron
a Santa Marta, para establecer su identidad, ya que su cedula de
ciudadanía fue quemada por los linchantes chiriguaneros.
La confrontación dactilográfica, que hizo el Cuerpo de Investigaciones de
Santa Marta- Magdalena, ratificó que se trataba del señor Gonzalo
Córdoba. La viuda de Córdoba, Marina Suarez y sus hijos, quienes
residían con su esposo cerca de la Alcaldía; el día de los hechos
salieron con sus familiares al corregimiento del Paso, para proteger
sus vidas.
El señor Gobernador del Magdalena, emitió un decreto en el que
proclamaba el toque de queda y encargo de la Alcaldía Municipal de Chiriguaná, a un militar para
restablecer el orden público en la localidad.
Pocos días después los medios de comunicación hablado y escrito, anunciaban
el linchamiento del alcalde de Chiriguaná Gonzalo Córdoba; este suceso
trajo consigo opiniones desde el ámbito local, regional y nacional:
En Chiriguaná se sentía el silencio y la incertidumbre tras el linchamiento
del alcalde!
Los sangrientos sucesos ocurridos en Chiriguaná, fueron ocasionados por el
señor alcalde Gonzalo Córdoba !.
Por otro lado, la prensa regional, expresaba lo siguiente:
Nadie en su sano juicio puede estar a favor del linchamiento y del crimen !.
NOTA.
La casa donde asesinaron al señor Gonzalo Córdoba, de propiedad del señor
Esteban Bano, fue vendida al maestro Juan Mejía Gómez, y se construyo el
Colegio Instituto Caldas, hoy en día funciona en ese el local la
casa de la cultura de Chiriguaná.
Les doy mis agradecimientos a mi profesor de primaria Luis Mariano Castañez
y a mi tío José Antonio Cuello del Rio (Q.E.P.D.), quien fue testigo presencial
de los hechos.
Fin.
También puedes escuchar mi música ingresando al siguiente link https://open.spotify.com/album/2JXHP6WCIM9aFqgYJO6nd9 . Espero que la disfrutes.
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