AUTOR. HONORIO ANTONIO MARTINEZ CUELLO.
La historia de los testigos de Jehová se remonta a finales del siglo XIX. En aquellos años, un pequeño grupo de estudiantes de la Biblia de Pittsburgh (Pensilvania, Estados Unidos de América) decidió realizar un estudio sistemático de las Sagradas Escrituras. Como parte de su investigación, compararon las doctrinas de las iglesias con lo que la Biblia realmente enseña.
Luego
empezaron a divulgar lo que habían aprendido. Publicaron libros, redactaron
artículos para los periódicos y crearon la revista que hoy conocemos como La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová.
Uno
de aquellos estudiantes de Parasicología y de la Biblia se llamaba Charles Taze
Russell. Él fue el primer editor de la
revista La Atalaya y dirigió la obra
de educación bíblica en aquella época, eso
lo convirtió en el fundador de una nueva religión.
El
objetivo, tanto de Russell como de los demás Estudiantes de la Biblia, era dar
a conocer las enseñanzas de Jesucristo y seguir de cerca la pauta establecida
por la congregación cristiana del primer siglo. Y puesto que el Fundador del
cristianismo es Jesús, entendieron que Russell
es también el fundador de los Testigos de Jehová.
(Colosenses 1: 18-20) “18 Él es también la cabeza del cuerpo que es la iglesia; y Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, a fin de que Él tenga en todo la primacía”. “20 Y por medio de Él reconciliar todas las cosas consigo, habiendo hecho la paz por medio de la sangre de su cruz, por medio de Él, repito, ya sean las que están en la tierra o las que están en los cielos”.
(Colosenses 1: 18-20) “18 Él es también la cabeza del cuerpo que es la iglesia; y Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, a fin de que Él tenga en todo la primacía”. “20 Y por medio de Él reconciliar todas las cosas consigo, habiendo hecho la paz por medio de la sangre de su cruz, por medio de Él, repito, ya sean las que están en la tierra o las que están en los cielos”.
En 1879 Russell
intentaba dar a conocer al mundo sus
ortodoxas y poco convencionales ideas doctrinales. Russell fue coeditor
de "El Heraldo de la Mañana" conjuntamente con N.H. Barbour, el
fundador del citado periódico.
En el año 1884 Russell se hizo cargo de la publicación y la rebautizó "La Atalaya anunciando el Reino de Jehová", y fundó la "Sociedad de Tratados Atalaya de Sión" (hoy conocida como la Sociedad Atalaya de Biblias y Tratados).
En el año 1884 Russell se hizo cargo de la publicación y la rebautizó "La Atalaya anunciando el Reino de Jehová", y fundó la "Sociedad de Tratados Atalaya de Sión" (hoy conocida como la Sociedad Atalaya de Biblias y Tratados).
Los testigos de
Jehová son un grupo verdaderamente organizado y toma en serio su religión.
Consideran que las buenas nuevas del reino que predican tienen un valor
práctico para la comunidad. La Biblia
les enseña a respetar el matrimonio. Se educa a los hijos en los principios
correctos y la importancia de la familia en la sociedad.
Los testigos tuvieron
un comienzo muy modesto en Colombia hasta el año 1915, cuando un bogotano de
nombre Ramón E. Salgar se unió a ellos y comenzó la obra de predicar las buenas
nuevas del Reino, obras por las que son conocidos mundialmente los testigos. Sin embargo, no
fue sino hasta 1946 que establecieron oficialmente una sucursal de los testigos
de Jehová en Colombia.
Los Testigos de
Jehová afirman que la doctrina de la Trinidad es de origen satánico y que el
Cristianismo, en su conjunto, ha creído en una mentira del diablo.
Conjuntamente con el rechazo de la Trinidad, hay una negación igualmente férrea
sobre la deidad de nuestro Señor Jesucristo, así como de la divinidad del
Espíritu Santo, la creencia en el infierno, y del castigo eterno.
Los Testigos de Jehová no pueden ser considerados una religión
cristiana. Ellos parecen cristianos, pero al igual que los mormones y los adventistas
del 7 Séptimo Día, al analizar sus creencias, uno puede ver las raíces
antibíblicas y anticristianas de este grupo.
Ahora bien, los testigos de Jehová rechazan los tratamientos que van en
contra de los principios bíblicos. Por ejemplo, como la Biblia manda abstenerse
de la sangre, los testigos no aceptan transfusiones sanguíneas (Génesis 9:4; Levítico 17:1-14; Hechos 15:28,29). Y
también evitan los tratamientos o técnicas que se valen de algún “poder
mágico”, pues la Biblia condena las practicas espiritista y el ocultismo
(Isaías 1: 13; Gálatas 5:19-21).
Claro está, las opiniones respecto al tema de la salud son muy diversas.
Además, lo que a una persona le viene bien no siempre es lo más indicado para
otra. Por consiguiente, para asegurarse de obtener un diagnóstico certero y
recibir el tratamiento adecuado, muchos buscan una segunda opinión (Proverbio
14: 15).
Como es natural, en materia de salud, cada testigo de Jehová toma sus
propias decisiones. Si no hay una ley divina de por medio, se vale de su
conciencia (Romanos 14:2-4). Cuando se va a someter a un tratamiento, primero
investiga en que consiste y con esta información decide si su conciencia guiada
por la Biblia le permite aceptarlo o no (Gálata 6:5; Hebreos 5:14).
Para la década del Cuarenta, La Jagua de Ibirico era un pequeño lugar donde
vivían muy pocas familias, donde habitaba la paz, la tranquilidad y también la unión, donde cada uno de sus
lugareños tenía un terreno donde se realizaban cultivos de pan coger para
satisfacer las necesidades alimenticias de las diferentes familias que
integraban el pueblo, entre ellos el maíz, el frijol, la yuca, el plátano y
sembraban pasto para darle de comer a sus animales, como la cabra, y las vacas,
que producían la leche para la alimentación;
sus caballos y burros que le servían como medio de transporte para traer
del campo al pueblo sus productos de pan
coger, el rio Sororia donde se recogía el agua
para los que haceres diarios; sus casas unas de bareque y otras de
tabla, a la distancia se ven los cerros
de la serranía del Perijá; era un lugar donde se podía descansar en paz.
La Jagua de Ibirico, años después, era un pueblo armonioso, lleno de
alegría y los niños entre doce y quince años de edad. Era costumbre nuestra jugar
todos los días.
Con mis primos Walter Vides Ochoa, sus hermanos, Eligio Ortiz, Juanchon Hernández, José Hinojosa, Miguel Martínez, Vera Lima y Abelardo Echeverría, jugábamos futbol en la calle central de la Jagua frente a la casa donde vivía mi tío Elías Ortiz, quien era el relojero del pueblo; otras veces nos íbamos caminando hasta llegar al puente del Río Sororia, de donde nos lanzábamos a las agua a bañarnos, nos divertíamos y pasábamos un buen momento.
Con mis primos Walter Vides Ochoa, sus hermanos, Eligio Ortiz, Juanchon Hernández, José Hinojosa, Miguel Martínez, Vera Lima y Abelardo Echeverría, jugábamos futbol en la calle central de la Jagua frente a la casa donde vivía mi tío Elías Ortiz, quien era el relojero del pueblo; otras veces nos íbamos caminando hasta llegar al puente del Río Sororia, de donde nos lanzábamos a las agua a bañarnos, nos divertíamos y pasábamos un buen momento.
En la época de la primavera el verdor de los pastos del campo, era toda
una maravilla, en primavera era vital, los lugareños se ponían alegres con el
despertar de los pájaros.
Era lindo ver las vacas comiendo en los rastrojos, personas arando, niños jugando en los rastrojos y el río Sororía.
En el pueblo todos trabajaban desde el más viejo hasta los niños, quienes después que salían del colegio y hacían sus tareas diarias, buscaban alguna ocupación productiva que también les divirtiera; las mujeres, también realizaban sus labores en el hogar. Las familias que habitaban en La Jagua de Ibirico eran los Ortiz, Maldonado, Cuadro, Mejía, Angulo, Díaz, Suarez, Nieto, Ochoa, Vides, Cadena, Hinojoza, Martínez, Restrepo, Peralta, Parody, Lima, Hernández, Vega, Vásquez, Mier, Mendoza, Echeverría, Duran, Sierra, Ríos entre otras.
Era lindo ver las vacas comiendo en los rastrojos, personas arando, niños jugando en los rastrojos y el río Sororía.
En el pueblo todos trabajaban desde el más viejo hasta los niños, quienes después que salían del colegio y hacían sus tareas diarias, buscaban alguna ocupación productiva que también les divirtiera; las mujeres, también realizaban sus labores en el hogar. Las familias que habitaban en La Jagua de Ibirico eran los Ortiz, Maldonado, Cuadro, Mejía, Angulo, Díaz, Suarez, Nieto, Ochoa, Vides, Cadena, Hinojoza, Martínez, Restrepo, Peralta, Parody, Lima, Hernández, Vega, Vásquez, Mier, Mendoza, Echeverría, Duran, Sierra, Ríos entre otras.
La Jagua de Ibirico fue la tierra que vio nacer a mi bisabuelo Belisario
Ortiz Ustate, padre de mi abuela Maria
Leonela Ortiz Maldonado. Tierra además de mi madre, Maria del Transito Cuello Ortiz, una bella y
alegre dama caribeña que encantó a mi padre desde el primer momento que él puso
sus ojos en ella, en una fiesta de San Miguel Arcángel, y de ella se enamoró y
se casó en esa localidad.
Recuerdo a mi abuela Maria Leonela Ortiz Maldonado, cuando en las noches de luna llena, reunía a todos sus nietos en el patio de su
casa y le contaba las historias de tío
tigre y tío conejo y siempre nos comentaba -La Jagua es muy rica, nadie me
quiere creer, pero aquí va a ver mucho progreso-.
De igual manera nos contaba que en el año de 1940 hubo un incendio en la Jagua de Ibirico, ella sacó de la sala el cuadro de San Miguel Arcángel y lo colocó en la puerta de la casa y gritaba -San Miguel Arcángel esa casa no es mía, esa casa es tuya, vo’ veréis si la vas a dejar quemar-. Se quemaron todas las casas de palmas y bareque de la Jagua de Ibirico, menos la casa de mi abuela, no sé, cuál era el misterio, pero ella tenía muchos presentimientos o presagios de cosas que iban a suceder.
San Miguel Arcángel hizo el milagro de salvarle la casa a mi abuela.
De igual manera nos contaba que en el año de 1940 hubo un incendio en la Jagua de Ibirico, ella sacó de la sala el cuadro de San Miguel Arcángel y lo colocó en la puerta de la casa y gritaba -San Miguel Arcángel esa casa no es mía, esa casa es tuya, vo’ veréis si la vas a dejar quemar-. Se quemaron todas las casas de palmas y bareque de la Jagua de Ibirico, menos la casa de mi abuela, no sé, cuál era el misterio, pero ella tenía muchos presentimientos o presagios de cosas que iban a suceder.
San Miguel Arcángel hizo el milagro de salvarle la casa a mi abuela.
El día 9 de abril de 1948 se desato en el país uno de los mayores
sucesos de mayor impacto en la historia de Colombia, la muerte de Jorge Eliecer
Gaitán, uno de los políticos con mayor prestigio, representante del partido liberal. La muerte
de Gaitán dio origen a una serie de conflictos, incendios, asaltos y
destrucción en todo el territorio nacional.
En 1950 cuando el doctor Laureano Gómez, asumió a la presidencia de
Colombia, éste presidente creó la Policía Chulavita para reprimir las fuerzas
gaitanistas y los movimientos ajenos a la consigna de control social y político
de la iglesia que promovía Gómez.
En la época de la violencia los principales causantes de desplazamiento
masivo fueron los grupos legales e ilegales que integraban los partidos
conservador y liberal de esa época.
A La Jagua de Ibirico comenzaron a llegar campesinos procedentes del
Departamento de Norte de Santander, y se establecieron en esa población e hicieron una calle a la que le
pusieron el nombre de “La Calle de los
Cachacos”, con ellos llegaron unos campesinos que profesaban las ideas
religiosas de Los Testigos de Jehová, arrendaron una casa habitación en la
Calle Central de La Jagua de Ibirico e instalaron un templo de oración al lado
de la señora Tilcia Hinojoza Ortiz.
En la década del Sesenta, el Senador por el Departamento del
Magdalena doctor José Antonio Murgas,
presento en el Congreso de Colombia, el proyecto de creación del Departamento
del Cesar, mientras que el Representante a la Cámara por el Departamento de
Nariño doctor Luis Eduardo Álava Viteri, lo hizo en la Cámara de
representantes.
El Departamento del Cesar, se creó mediante la Ley No 25 del 21 de Junio
de 1967, firmada por el Presidente doctor Carlos Lleras Restrepo. El
Departamento fue inaugurado seis meses después, el 21 de Diciembre de 1967,
siendo su primer Gobernador el doctor Alfonso López Michelsen.
Rogerio Martínez Cuello, nacido en la población de La Jagua de Ibirico,
hijo de Pedro Martínez Mejía y María del Transito Cuello Ortiz, estudiaba
medicina en la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá, su vida de
estudiante era caótica, pero fructífera, un mundo de madrugadas, trasnochadas,
largas horas sin dormir, turnos inacabables y revistas médicas sin fin, pero
que, al final de cada una de ellas, dejan un sabor de victoria al graduarse de
médico en el año de 1966.
En 1968, El Gobernador del Cesar, doctor Alfonso López Michelsen, a
través de la Secretaria de Salud Departamental,
nombra al doctor Rogerio Martínez Cuello, para que haga su año rural en
su tierra natal, en el Corregimiento de La Jagua de Ibirico, a donde se
trasladó después de su posesión con su esposa
Denise Vargas de Martínez, su hija Guiomar Denise Martínez Vargas y su
nana Gloria. Arrendaron una casa de tablas en la calle central de La Jagua de
Ibirico de propiedad de Juan Hernández, padre del popular Juanchon; se presenta
en el Centro de Salud de esa población,
indicando que es el médico de la población
donde hará su año rural.
Una vez allí, el médico Rogerio, con el fin de ampliar el Centro de Salud le pidió el favor a las vecinas del Centro, señoras Rafaela Ochoa Rosado y Carmen Rosa Hernández, que le regalaran cada una tres metros de tierra, una vez realizada la donación este promovió con los habitantes de La Jagua de Ibirico la marcha del ladrillo y de la mano de la Junta de Acción Comunal del pueblo lograron ampliar la construcción del local del Centro de Salud. Rogerio Martínez Cuello, fue el primer médico que hizo el año rural en esa localidad, con la creación del Departamento del Cesar.
Una vez allí, el médico Rogerio, con el fin de ampliar el Centro de Salud le pidió el favor a las vecinas del Centro, señoras Rafaela Ochoa Rosado y Carmen Rosa Hernández, que le regalaran cada una tres metros de tierra, una vez realizada la donación este promovió con los habitantes de La Jagua de Ibirico la marcha del ladrillo y de la mano de la Junta de Acción Comunal del pueblo lograron ampliar la construcción del local del Centro de Salud. Rogerio Martínez Cuello, fue el primer médico que hizo el año rural en esa localidad, con la creación del Departamento del Cesar.
El médico Rogerio comienza su travesía, una travesía guiada por el deseo
altruista de irse por la Colombia rural a brindar sus servicios y conocimientos
a la población vulnerable y menos favorecida, con el único fin de hacer el bien
y salvar vidas, sin importar lo que ello conlleve.
Poco a poco el medico Rogerio Martínez Cuello, va cogiendo experiencia
en el campo de la medicina, se va acostumbrando a salir de esa mentalidad de
médicos criados en un tercer nivel, se va adaptando a lo que tiene el Centro de
Salud de primer nivel de asistencia; echando mano de la semiología, el
fonendoscopio y todo lo relacionado en el campo de la medicina.
Las historias inverosímiles que, llenos de curiosidad había escuchado en el pregrado, sucedieron una tras otra, y fue llenando su propio libro de recuerdos que, orgulloso me contaba cada vez que compartíamos unos tragos de licor.
Las historias inverosímiles que, llenos de curiosidad había escuchado en el pregrado, sucedieron una tras otra, y fue llenando su propio libro de recuerdos que, orgulloso me contaba cada vez que compartíamos unos tragos de licor.
Me contó que en una ocasión y eso me consta porque yo estaba presente
cuando en compañía de mi padre y madre viajamos de Chiriguaná a la Jagua de
Ibirico en un vehículo de estaca que le llamaban la Perra de propiedad
de Pedro Díaz Suarez, que en el Templo de los Testigos de Jehová de la Jagua de
Ibirico, un hermano evangélico se encontraba enfermo y no lo llevaron al Centro
de Salud para que él le prestara los servicios médicos, sino que todos los
hermanos se ponían a orarle y a pedirle a Dios que le salvara la vida, eran
gritos que salían del templo.
Ante esta situación el señor Inspector de Policía don Nicolás Mejía Angulo, visitó al médico Rogerio en el Centro de Salud con la misiva de que lo acompañara al Templo Evangélico con el fin de prestarle los servicios médicos al enfermo.
Ante esta situación el señor Inspector de Policía don Nicolás Mejía Angulo, visitó al médico Rogerio en el Centro de Salud con la misiva de que lo acompañara al Templo Evangélico con el fin de prestarle los servicios médicos al enfermo.
El medico Rogerio Martínez Cuello, salió con su maletín médico junto al
señor Nicolás Mejía Angulo de camino al Templo evangélico. Al llegar a su
destino, encontraron en la puerta dos feligreses de esa religión, quienes
bloqueaban el acceso al lugar, pero se podía ver a un grupo de personas orando
con mucho fervor por la salud de su hermano enfermo y que el Dios del Cielo lo
sanara.
El médico Rogerio habló con ellos y le contestaron que su religión no les permitía que la ciencia médica les hiciera consulta a sus hermanos, inclusive no aceptaban sangre, glóbulos rojos empaquetados, glóbulos blancos o plaquetas en transfusiones homologas o antólogas.
El médico Rogerio habló con ellos y le contestaron que su religión no les permitía que la ciencia médica les hiciera consulta a sus hermanos, inclusive no aceptaban sangre, glóbulos rojos empaquetados, glóbulos blancos o plaquetas en transfusiones homologas o antólogas.
Se regó la noticia en el pueblo de La Jagua de Ibirico y la gente corría
en dirección al templo evangelio, donde se formó un tumulto de gente frente al
templo forcejeando, dándose codazos y empujones, pisoteándose los unos a los
otros.
Los hombres y las mujeres le gritaban enojados a los evangélicos- ¡Ustedes van a dejar que ese hombre se muera!-. El Inspector de Policía don Nicolás Mejía Angulo, buscó al señor Pedro Díaz Suárez, propietario del vehículo de estacas al que llamaban “La Perra”, para que en forma urgente le llevara un oficio al señor alcalde de Chiriguaná don Guillermo Quiroz, para que le enviara unos agentes de la Policía Nacional, con el fin que los Testigos de Jehová, permitieran que el evangélico enfermo fuera atendido por el médico.
Los hombres y las mujeres le gritaban enojados a los evangélicos- ¡Ustedes van a dejar que ese hombre se muera!-. El Inspector de Policía don Nicolás Mejía Angulo, buscó al señor Pedro Díaz Suárez, propietario del vehículo de estacas al que llamaban “La Perra”, para que en forma urgente le llevara un oficio al señor alcalde de Chiriguaná don Guillermo Quiroz, para que le enviara unos agentes de la Policía Nacional, con el fin que los Testigos de Jehová, permitieran que el evangélico enfermo fuera atendido por el médico.
Pedro Díaz Suarez, salió con
destino a Chiriguaná y como a las cuatro horas regreso con tres agentes de la
Policía Nacional, pero al llegar se encuentra con la noticia que el evangélico
enfermo había fallecido; lo mismo sucedió con otro campesino Testigo de Jehová,
que fue mordido en el campo por una serpiente, el pastor tampoco permitió que
fuera a donde el médico del pueblo, y mucho menos que fuera atendido por el Mono
Mejía quien para esa época curaba a las persona que eran mordida por serpientes
venenosas.
La medicina (del latín medicina, derivado a su vez de mederi, que
significa “curar”, “medicar”) es la
ciencia dedicada al estudio de la vida, la salud, las enfermedades y la muerte
del ser humano, e implica ejercer tal conocimiento técnico para el
mantenimiento y recuperación de la salud, aplicándolo al diagnóstico,
tratamiento y prevención de las enfermedades. La medicina forma parte de la denominada
ciencia de la salud.
Los Testigos de Jehová, cambiaron su posición de no aceptar tratamiento
médico y en la actualidad si aceptan el tratamiento médico menos la transfusión
de su sangre.
En este evento, sólo aceptan la autotransfusión intraoperatoria por hemodilución normovolémica (una vez anestesiado, al paciente se le extraen unidades de sangre para utilizarlas durante o al final de la cirugía y simultáneamente se las reemplaza con un expansor de volumen plasmático); la recuperación intraoperatoria de la sangre, mediante el uso de un aparato similar al de la hemodiálisis, o la recuperación postoperatoria, una vez finalizada la operación, se recoge la sangre que normalmente se perdería por los drenajes para utilizarla. Este último procedimiento es complicado, oneroso y de uso poco frecuente.
En este evento, sólo aceptan la autotransfusión intraoperatoria por hemodilución normovolémica (una vez anestesiado, al paciente se le extraen unidades de sangre para utilizarlas durante o al final de la cirugía y simultáneamente se las reemplaza con un expansor de volumen plasmático); la recuperación intraoperatoria de la sangre, mediante el uso de un aparato similar al de la hemodiálisis, o la recuperación postoperatoria, una vez finalizada la operación, se recoge la sangre que normalmente se perdería por los drenajes para utilizarla. Este último procedimiento es complicado, oneroso y de uso poco frecuente.
Pero estas técnicas alternativas no pueden emplearse en todos los casos.
Cuando los médicos estiman que la situación del paciente hace necesaria una
transfusión, se topan con una realidad que los desubica: el propio paciente no
acepta lo que podría salvarlo.
Los Testigos de Jehová llevan una tarjeta o medallita con la frase “No
aceptamos transfusiones” y el dibujo de
una bolsita de sangre cruzada por la franja roja de prohibido. Además, usan
otro documento fundamental, llamado Directiva Médica Anticipada: exoneración de
responsabilidad, firmado y certificado por el señor notario.
ME PREGUNTO:
¿Serán los Testigos de Jehová una secta
religiosa?
¿Será que los médicos deben respetar el
derecho del paciente Testigo de Jehová a elegir los tratamientos?
¿Los Testigos de Jehová serán salvados
por Dios al morir por no aceptar un tratamiento médico para salvar su vida?
¿Es la organización de los Testigos de
Jehová un Imperio Comercial con apariencias religiosas?
Fin.
También puedes escuchar mi música ingresando al siguiente link https://open.spotify.com/album/2JXHP6WCIM9aFqgYJO6nd9 . Espero que la disfrutes.
Fin.
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LOS TESTIGOS SON SATÁNICOS;PORQUE SE NIEGAN ALAS TRANSFUSIÓN DE SANGRE PREFIEREN DEJAR MORIR A LAS PERSONAS COSA QUE ES DIABÓLICA
ResponderEliminarDIOS ES PADRE ,ES HIJO Y ES ESPÍRITU SANTO ES EL DIOS TRINO ELLOS ESTÁN ERRADOS
EliminarLOS TESTIGOS DE JEHOVÁ ALEGAN QUE VA A VIVIR EN LA TIERRA POR SIEMPRE ,LA BIBLIA DICE QUE ESTE CIELO Y ESTA TIERRA SERÁN FUNDIDOS
ResponderEliminarLOS TESTIGOS DE JEHOVÁ DICEN QUE IRÁN AL CIELO 144 MIL ENTONCES QUIEREN DECIR QUE NO TODOS SERÁN SALVOS ,ENTONCES ESTÁN PREDICANDO UN DIOS QUE HACE ACEPCIÓN DE PERSONAS ESTO QUIERE DECIR QUE NO TODOS SERÁN SALVO,HAY MUCHA CONTRADICCIÓN EN ELLOS
ResponderEliminarNO ES SALVO AQUELLA PERSONA QUE SE QUITA LA VIDA , LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ AL NEGARSE A LA TRANSFUSIÓN Y FALLECE SE ESTA QUITANDO LA VIDA POR LO TANTO QUIEN SE QUITA LA VIDA NO PUEDE SER SALVO ESTO ES ANTI BÍBLICO
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
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