LA
SUERTE EN LA TAZA DE CAFÉ
AUTOR. HONORIO ANTONIO
MARTINEZ CUELLO.
Para el mes de diciembre
de 1976; terminé mis estudios de bachillerato en el Colegio Diego Hernández de
Gallegos de Barrancabermeja- Santander, una alegría inmensa tenia, porque no
había perdido materias y dije voy a pedirle a mi hermano Rogerio Martínez
Cuello, que me dé para el pasaje en el Tren de Palito para viajar a mi tierra
Chiriguaná.
Mi hermano me regalo el
pasaje y me llevó en su vehículo con mi equipaje al Estación del Ferrocarril,
una vez allí, compre mi tiquete con destino al Estación del ferrocarril de
Chiriguaná en el Departamento del Cesar.
Llegó la maquina pasajera
al Estación del Ferrocarril de Barrancabermeja, procedente de la Dorada Caldas,
subí al Tren y me senté en una silla de palito, como siempre, mi comportamiento
tímido me identificaba ante los pasajeros sentados en las sillas que me
acompañaban, me hacían preguntas y contestaba en monosílabos.
Se puso en movimiento la
maquina pasajera como a las cuatro de la tarde del día 22 de diciembre de ese
año; escucho el traqueteo por el movimiento del Tren, en el vagón se escuchan
comentario de las personas. Esta lleno, viajeros que por placer o por negocios,
ahora compañero de viaje. Muchos duermen con la cabeza recostada o caída sobre
el pecho. Varias personas leen el periódico actualizándose de las noticias
nacionales e internacionales. Los niños de una familia, que van a bañarse en el
mar de Santa Marta, deciden jugar con sus padres, estoy feliz porque voy
abrazar a mis padres y hermanos y a mis amigos de la Plaza de las Mercedes de
Chiriguaná.
Estoy sentado en mi silla,
voy callado, pero escuchando los comentarios de los viajeros, me dedico a mirar
por la ventanilla, a observar los techos de las ultimas casas del barrio del Ferrocarril
de Barrancabermeja, no hay montañas solo llanura de campos de cultivo de
plátano, algunas casas y arboles por doquier y un horizonte que parece no tener
fin; veía como el paisaje cambiaba, como también los campos de cultivos.
Se apagan las luces del
vagón del Tren donde viajo y mi mente como una cámara de cine, comienza a
proyectar la película de mi vida como estudiante del Colegio Diego Hernández de
Gallegos, desde el preciso instante de mi llegada a la ciudad; una sonrisa
brota de mis labios al recordar las travesuras que hice, cierro los ojos y me
concentro a ver las imágenes de la película.
Aparecen las imagines de
mi llegada a Barrancabermeja, mi auto presentación en el salón de clase, la sonrisa
de mis compañeros, cuando expresé que nací en Chiriguaná y ellos manifestaron
que ese pueblo no aparecía en el mapa, que estaba guindado en el salón de
clases.
El beso de mi primera
novia, nunca había sentido la magia de un beso, porque los besos se lo dábamos
los muchachos de la Plaza de las Mercedes a Maria Casquito una hermosa morena
de cuatro patas que caminaba por las sabanas de Chiriguaná.
Un beso es el lenguaje
más bonito del amor, pues es un simple gesto que expresa muchísimas cosas,
amor, amistad, pasión, deseo, cariño, en fin, un beso es la expresión más
grande de un ser humano.
Las atajadas de arquero
que hacía en el campeonato de futbol de Barrancabermeja integrando el equipo
del barrio Palmira y otras imágenes más y así viendo la película de mi vida me
quedo dormido y despierto a las tres de la mañana del día 23 de diciembre de
1976, cuando el Tren de Palito estaciona en el Estación de Chiriguaná.
Desciendo del Tren de
Palito y camino donde están los vehículos que diariamente llevan los pasajeros
a la cabecera municipal de Chiriguaná y veo al señor GUILLERMO PALLARES, que me
dice- Toño vámonos-, recuerdo que, en las emisoras de Barrancabermeja, sonaba
una canción de su autoría que decía: TAN BARATO QUE ESTA EL JORNAL Y EL TRABAJO
QUE NO SE HAYA, A DONDE IREMOS A PARAR, CON ESTA SITUACIÓN TAN MALA”, que grabo
ALFREDO GUTIERREZ.
Una vez de pasajero en el
Jeep Willys de Guille, salimos con destino a Chiriguaná, y comienza Guille a silbar
y a cantar el nuevo paseo vallenato de su autoría y le dije, -Guille en las
emisoras de Barrancabermeja, suena una canción suya que dice. “TAN CARA QUE
ESTA LA YUCA, YA LA PANELA SUBIO”; creo que es EL MANDATO CARO-, una sonrisa
broto de sus labios y continúo silbando y cantando durante el viaje al pueblo.
Como a las cinco de la
mañana, Guillermo Pallares, me deja en la puerta de mi casa en la Plaza de las
Mercedes y pego un grito vagabundo – Mamá aquí está tu hijo- Dentro de mi casa
escucho la voz de mi madre Maria del Tránsito Cuello, que dice- Pedro, llego
Toñito-.
Estoy nuevamente en mi
dulce hogar, pasare la navidad con mis viejos queridos y mis amigos de la Plaza
de las Mercedes, ese día me baño, desayuno y salgo a la Plaza a visitar a mis
amigos, voy de casa en casa, escuchando los acontecimientos familiares que
ocurrieron en el año, los cuales fueron:
matrimonios, embarazos, nacimientos de un hijo, sobrino o nietos, entrada de un
hijo en la escuela, hijos adolescentes, hijos adultos que abandonaron el hogar,
quienes quedaron jubilados, quienes fallecieron y en general me puse al día de
todos lo sucedido en mi barrio.
La noche de navidad nos
reunimos todos los muchachos de mi época en la esquina de la señora Chepita
Rangel, la mamá de nuestro amigo Jhonny Hernández Rangel, hicimos la vaca para
comprar una pecho hundió de Aguardiente Antioqueño, escuchando música
vallenata; escuchar a mis amigos contar sus travesuras y riéndonos de los
comentarios que se hacían, en esos momentos Nain Mejía dice: - muchachos donde
las Bermúdez y en la Luna hay baile, vamos para allá -, y salimos como veinte
muchachos, uno de nosotros llevaba la pecho hundió de Aguardiente Antioqueño en
el hombro y en cada esquina se servía el trago, la gente murmuraba cuando los
placeros unidos íbamos caminando por las calles, -esos muchachos son de la
Plaza de las Mercedes, son gavilleros, que nadie se meta con esos muchachos porque
va a llevar es puño limpio-.
Me preguntaban mis
amigos- Toño vas a seguir estudiando- y yo les respondía: -nada primo, le diré
a mi padre Pedro Martínez, que me enseñé el arte de pesar ganado vacuno en el
mercado público del pueblo, yo sufrí humillaciones estudiando y sin dinero, no podía
invitar a mi novia a tomarnos una gaseosa, yo quiero trabajar para tener dinero
y comprarme lo que sea, quiero ser libre como el viento, nojoda-.
En esos días yo estaba en
el baño de mi casa duchándome cuando escucho una algarabía en la plaza de las
mercedes, la señora que ayudaba a mi madre, en los quehaceres de la casa, dice:
-hay una pelea a los puños en la plaza, una vez que escuché la información,
cogí la toalla y arropé mi cintura hacia abajo y mojado corriendo llegue al
lugar de la pelea, donde habían como cincuenta personas, viendo la pelea, unos
le iban a Juancho y otros le iban a Pedro, les grite a los peleadores- tres
guineos para el que gane- y así iba repitiendo, hasta que Manuela Barahona
Angulo, delante de las personas presente en la pelea callejera, me quito la
toalla y quede desnudo y los placeros comenzaron a gritar niña Tránsito, Toño
está desnudo, Toño está desnudo, al verme desnudo salgo corriendo para mi casa,
escuchaba los silbido y la sonrisa de la gente, mi acto puso fin a la pelea y nuevamente
llego al baño y continuo duchándome con una sonrisa a flor de labios.
Mi madre le comenta a mi
padre, el suceso que sucedió en la Plaza de las Mercedes y mi padre exclama: - Como
van las cosas, este muchacho no va a servir para nada-, frase que le preocupo a
mi madre y ésta toma una determinación, llevarme a donde Carmen Dolores Mejía, lugareña
de la Plaza de las Mercedes, para que me lea la suerte en la taza de café.
Nuestras
madres son únicas, no sólo porque nos han dado la vida, sino porque nos dan su vida cada día de nuestras vidas. Sin
ellas, no hubiéramos llegado a ser lo que somos hoy en día. Nos cuidan,
protegen, nos ayudan a crecer, nos dicen las verdades que duelen, pero también
son las únicas que nos hacen sonreír cuando otros no lo consiguen.
Toda la vida junto a mi madre, a excepción cuando viaje a
Barrancabermeja a terminar mi bachillerato; pero regrese y continuamos juntos,
mi vida giraba alrededor de ella y la de ella alrededor mío, era feliz cuando
mi madre me decía- Toño vamos hacer una diligencia donde Marcos Criado- Fui su
hijo y compañero, me conto todos los secretos de la familia, desde que fue
novia de mi padre.
Mi madre además de ser una mujer fuerte y luchadora, fue una mujer
bonita, me sentía orgulloso de mi madre, cuando caminábamos las calles de mi
pueblo Chiriguaná, me ponía su mano derecha sobre mi hombro y me atraía hacia su
cuerpo y sentía el amor de madre para con un hijo, las personas la saludaban, -
Adiós niña Tránsito-, otros murmuraban – Como fue eso, una mujer tan bonita a
casarse con un hombre feo, porque ese Pedro Martínez, es un hombre feo-; yo
escuchaba los comentarios de las personas del pueblo y me reía, igual como lo hacía mi madre; y le dije a mi
madre- mamá mi papá no es feo, y ella responde– Tu padre puede ser feo, como
ellas dicen, pero trabajador y responsable en el hogar, si es-.
Llega el día, en que mi madre decide, llevarme a donde la señora Carmen
Dolores Mejía, lugareña de la Plaza de las Mercedes, y me dice – Toño
acompáñame, que vamos hacer una diligencia a donde Carmen Dolores, veo a mi
madre que coge del granero una papeleta de café universal y una libra de
azúcar, salimos caminando por la Plaza de las Mercedes rumbo a la casa de la
señora Carmen Dolores, quien vive al lado de Manuela Barahona Angulo; Manuela
está de pie en la puerta de su casa y saluda a mi madre y le dice- Niña
Transito, como esta, que la trae por aquí- Mi madre le responde- he traído a
Toñito a donde Carmen, para que le lea la taza de café- Manuela insiste dice- Niña Transito, Carmen
dice la verdad-.
Mi madre toca la puerta de la casa de Carmen Dolores y ella responde –
Quien es- mi madre responde – Soy yo Maria del Tránsito Cuello- Hay niña Tránsito,
que la trae por aquí- le dice Carmen Dolores a mi madre; y mi madre le dice - traje a este muchacho, para que, le leas la taza de cafe, para ver cual es su futuro, porque se la pasa jugando y haciendo travesuras en ésta plaza y por lo visto creo,
que no va a seguir estudiando, porque le dice a su papá que le enseñe el arte
de vender carne en el mercado público de Chiriguaná-.
Siga niña Tránsito y se sienta- mi madre le entrega la libra de azúcar y
la papeleta de café universal; Carmen atiza el fogón para hacer el café y me
explica cómo debo consumir el café y que tengo que hacer para que quede la
borra en la taza de café.
El café no es solamente una bebida estimulante que muchas personas
acostumbran tomar por las mañanas, sino que puede ser también un punto de
partida para conocer más de nosotros mismos.
La Cafeomancia,
o lectura de la borra del café, es un arte adivinatorio tradicional de
Medio Oriente que se basa en la interpretación de las imágenes que se forman
con la borra del café para brindar claves para entender el futuro, el presente
y el pasado.
Quienes desarrollan esta disciplina sostienen que esa información está dentro de cada uno, formando parte de una sabiduría interior que la borra devela. Por eso la interpretación debe considerarse como una información que puede ser útil para orientarse, reflexionar o tomar decisiones.
Para la lectura de borra no se utiliza cualquier tipo de café. Debe ser molido e impalpable; en muchos sitios se utiliza el café turco. La preparación de la bebida es un ritual muy particular que, de acuerdo al libro “Aprenda a leer la borra del café”, de Nacira Z. Yasid, se compone de los siguientes pasos:
Se calienta
el agua a fuego suave y, cuando rompa el hervor, coloca una cucharadita de azúcar
y otra de café por una taza de agua; se deja hervir por unos segundos, revolviendo
en sentido contrario a la aguja del reloj; se deja enfriar; se hierve
nuevamente y se deja reposar a fuego bajo. Luego, se vierte el café en una
taza, se deja reposar y se bebe lentamente, procurando dejar un mínimo resto de
líquido; se voltea la taza sobre un pequeño plato y se espera que se seque y se
gira siete veces en el sentido contrario al de la aguja del reloj.
Luego, se coloca la taza en la posición
normal. En el fondo del pocillo o taza, la borra quedara adherida en diferentes
partes de éste, creando distintas formas y figuras que serán la base de la
interpretación.
Una vez
hervido el café, la señora Carmen Dolores vierte en la taza el líquido del café
y me lo entrega, el cual voy consumiendo lentamente, procurando dejar la borra
en el fondo de la taza, para luego girarlo varias veces y voltear la taza sobre
un pequeño mantel que tiene en la mesa y a esperar a que se seque la borra del
café adherida dentro de la taza.
La señora
Carmen Dolores, como a la media hora, de haber volteado la taza de café, decide
sentarse en un taburete e invita a mi madre para que la acompañe en la lectura
de la borra del café, toma la taza y la mira detenidamente, sonríe, me observa
y le dice a mi madre- Muchacho travieso éste, se la pasa todo el día jugando en
esta plaza- Mi madre ansiosa le dice a Carmen Dolores- Dime Carmen que dice la
suerte- Niña Transito la borra del café dice que este muchacho travieso, va a
seguir estudiando, observe, aquí esta él, con sus útiles escolares en una
Universidad con sus compañeros de estudios en una ciudad a orilla del mar, fíjese, señalando la borra
del café, -ese es el mar, no sé si sea
Santa Marta, Cartagena o Barranquilla, observe el fondo de la taza, ahí está él
graduándose-.
Una sonrisa
floreció en los labios de mi madre; luego de la lectura del café, nos
despedimos de la señora Carmen Dolores y camino a nuestra casa, le manifiesto a
mi madre- Yo no creo, lo que dijo la señora Carmen- Esperemos a ver qué pasa me
respondió ella.
¿Una
incertidumbre acompañada de ansiedad y estrés se apodero de todo mi ser y me
preguntaba -será o no será?, por qué elegir una profesión significa elegir el
futuro y yo no había escogido que profesión estudiar y ya, esta señora me dice que
me voy a graduar y en que decía yo-. Así el interrogante ¿Qué
voy a estudiar?
Llega el año nuevo 1977 y
el cinco de enero llega a Chiriguaná, procedente de Barrancabermeja mi hermano
Rogerio Martínez Cuello, quien después de hablar con mis padres, hace una
reunion familiar y manifiesta que las inscripciones en la Universidad del
Atlántico de Barranquilla, las abren en el mes de abril y que me va a dar la
oportunidad para que estudie Derecho, no puse objeción al querer de mi hermano
y me pregunto qué dices Toño – yo estudio lo que sea-, le respondí a mi familia, -no se diga más-, manifestó mi hermano.
Después de culminar el bachillerato, la siguiente etapa en la vida de un
estudiante es pensar en ser un profesional y estudiar una carrera en la
universidad; y a mí me estaban dando la oportunidad de ser un profesional y
dije mentalmente esta oportunidad no la voy a despreciar, así que yo tenía
guardado todos mis cuadernos de primero a sexto de bachillerato y me puse a
repasar todo el bachillerato en casa, para hacer un buen examen de ingreso a la
universidad, ya que me había quemado los ojos, pestañas y cejas para terminar
el bachillerato.
Ingresé a la Facultad de Derecho de la Universidad del Atlántico de Barranquilla
y comencé a recibir felicitaciones de mi familia y mis amigos de la Plaza de
las Mercedes de Chiriguaná.
Me gradué de abogado, ya que uno de los grandes éxitos en la vida de
las personas, es el acabar de forma exitosa su formación académica de la
carrera profesional que han escogido. Acabar la etapa de universidad es un
honor soberbio, más que la primaria y el
bachillerato. Inclusive, sigue siendo un paso más para poder seguir con mucho
éxito maestrías o doctorados.
Hoy en día me pregunto: ¿Cómo pudo la
señora Carmen Dolores Mejía, descifrar en la borra de la taza del café, que yo
iba a ingresar en la universidad y que me graduaría? Pienso que es un misterio
del ocultismo.
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