EL HOMBRE PEGAO EN EL ASIENTO EN RINCONHONDO.-AUTOR :HONORIO ANTONIO MARTINEZ CUELLO.

AUTOR.HONORIO ANTONIO MARTINEZ CUELLO.

Llegó a  La Plaza de las Mercedes de Chiriguaná, procedente de Maria la Baja,  Bolívar, el señor Felipe Díaz, pariente del acordeonero y cantante Enrique Díaz, aquel cantor de música vallenata sabanera, que popularizo el paseo vallenato  del compositor Rafael Valencia intitulada “LA CAJA NEGRA”:

El hombre que trabaja y bebe
déjenlo gozar la vida
porque eso es lo que se lleva
si tarde o temprano muere. (2x)

Después de la caja negra, compadre,
creo que más nada se lleve.

Todo el que tenga sus bienes
que se los goce bastante.
Goce lo más importante,
ay, que goce con mujeres. (2x)

Ay! Que tarde o temprano muere y sus bienes
no sabe qué se los hacen. (2x)

Viven pendiente en la parte
yernos, cuñados y hermanos
y aquel pobre finado
ni una bóveda le hacen. (2x)

Ay! El que trabajó bastante, se lleva
la tristeza y el guayabo.
El que trabajó bastante, se lleva
la tristeza y el guayabo.

Canción vallenata triste,  que rompe los limites, en la Costa Norte de Colombia  y se convierte en uno de los éxitos musicales del momento. 

Sin embargo, la melancolía agridulce, de sus notas y letra penetran tan profundamente en los oyentes, que genera una ola de muertes inexplicable.

La leyenda del paseo vallenato de  “La Caja Negra” tiene una de esas tramas, que conquistan por su pasión, sencillez, la melodía, la letra y la voz melancolía de Enrique Díaz, forma un equilibrio entre la vida y la muerte y es así, que para la época, en que se escuchaba esa canción, en la radio y en las cantina de los pueblos, de la costa norte de Colombia, se le erizaba el pelo y la piel se ponía como el de una gallina,  de las personas que escuchaban la canción vallenata, hasta tal punto, que en una fiesta de San Isidro Labrador, del pueblo de  Rinconhondo jurisdicción municipal de Chiriguaná-Cesar- Colombia, José Manuel Castillo, se encontraba disfrutando de las fiestas patronales de esa localidad, en el parque principal, cantaba, reía, bebía, y bailaba al son de los acordes de La Caja Negra y a cada momento, le pedía al picotero que le pusiera  la Caja Negra y en un momento en que bailaba con su compañera permanente, se quedó quieto, su mujer lo soltó y cayó al piso del parque sin respiración, los lugareños, que también estaban disfrutando las fiestas, cargaron a José Manuel  y lo llevaron en un vehiculó público de la época, al Hospital San Andrés de Chiriguaná, donde el medico de turno, les informo a los familiares, que había fallecido, llanto y lágrimas brotaban de su mujer, familiares y amigos quienes decían- -“ Ayyyy Va bailando en su camino hacia Dios”-.  
  

Felipe, en compañía de su señora Ana Graciela y sus tres hijas Helena, Yadira y Luisa,  toman en arriendo, en la Plaza de las Mercedes de Chiriguaná,  una casa de bareheque, con un patio inmenso, de propiedad de Teódulo Mojica, donde vive hoy en día Manuela Barahona Angulo, allí se establecen en la década del setenta.

Felipe, es contratado por Álvaro Rojas, administrador de la Hacienda Siria, de propiedad de Don Amín Malkum Taffache, un  libanes que llego a Chiriguaná, con sus familiares, procedente de Europa, en la segunda guerra mundial, huyéndole Adolfo Hitler, del exterminio sistemático y masivo, de enemigos políticos y personas consideradas realmente “inferiores o subhumanas,” mediante la detención en una red de campos de concentración y exterminio en Alemania y en los territorios conquistados, llevo a la muerte, a poco más de seis millones de judíos, en lo que posteriormente,  en el contexto histórico se denominó el Holocausto, como así, también a homosexuales, gitanos, eslavos, discapacitados físicos, enfermos mentales, prisioneros de guerra soviéticos y opositores políticos a su régimen.

Felipe, hacia sus labores diarias en la Hacienda Siria, mientras que su esposa Ana Graciela, se dedicaba a los quehaceres diarios del hogar  y a cuidar de sus tres hijas. Helena de veinte  y Yadira de dieciocho años respectivamente,  eran dos morenas, muy lindas, que enloquecían a los chiriguaneros, mientras que la menor, Luisa de dieciséis años, no es tan hermosa como sus hermanas mayores,  a la que obliga su madre a hacer todas las tareas de la casa, de tal modo, que Luisa se convierte en muchacha del servicio, en su propio hogar.

Ana Graciela, nunca mostraba a su hija menor, ésta siempre permanecía encerrada, haciendo las peores tareas del hogar, mientras sus hermanas mayores, Helena y Yadira, disfrutaban de las reuniones sociales, de Chiriguaná y en toda la región; eran invitadas, especiales, de todas las fiestas religiosa, de los pueblos vecinos y los hijos de los ricos la pretendían constantemente. 

La vanidad de estas jóvenes, fue tan profunda, que no se ponían atractivas para gustarles a los hombres, sino para salir victoriosas, en una extraña competencia, entre otras mujeres, que asistían a las fiestas y luego ellas, en casa se burlaban, haciendo cometarios ridículos, en contra de las otras jóvenes, acción que era celebrada por su madre.

Los estudiantes de la Normal de Varones de Chiriguaná, visitaban todas las noches, a las dos jovencitas, se sentaban en la puerta de su casa y hablaban de todo,  mientras su madre les ponía mala cara y expresaba burlas indirecta,  en contra de los estudiantes; cuentan que una noche, un grupo de estudiantes, encabezado por un acordeonero de apellido Camargo, de Rinconhondo, conocido popularmente en la región con el apodo de Cámara, cantaban frente a la ventana donde dormían Helena y Yadira, con acordeón, caja, y guacharaca, los demás jóvenes, cantaban y tocaban las palmas, las dos jovencitas abrieron la ventana y una sonrisa broto de sus labios, halagadas por la forma como los estudiantes, de pie frente a la ventana de su casa, le cantaban una serenata a altas hora de la noche.

Ana Graciela, con cuidado, abre la puerta de la calle, con una bacinilla,  en la mano derecha, llena de orín y la arroja a los estudiantes, que eufórico y bajo los efectos del Ron Caña, entonaban las canciones éxitos de la época.  

Los serenateros,  al verse mojado y con un fuerte  olor a orín deciden salir corriendo y continuar la parranda donde Chema Bozo. 

Al día siguiente,  Ana Graciela llega muy temprano al granero de la Plaza de las Mercedes de propiedad de la señora Maria del Tránsito  Cuello, y le dice-Niña Tránsito, hágame el favor de fiarme cinco huevos, una papeleta de café, una libra de arroz y diez centavos de petróleo, mientras en la Hacienda Siria, le pagan a mi esposo- 

La señora Tránsito la saluda y le da lo que le ha pedido, Ana Graciela, y lo anota en un cuaderno, donde tiene relacionado, a todos los deudores del granero;  la señora Maria del Tránsito le pregunta- Señora Ana Graciela y las muchachas?, cómo están?- ella responde - Están bien, pero me  preocupa, que unas postemas, estén enamorados de mis hijas- -Como así, respondió la niña Tránsito -  

Es que unos peor es na, están enamorando a mis dos hijas, y yo quiero que ellas se casen o se comprometan con un hombre rico y el sábado voy para Rinconhondo,  hablar con Kiko Miranda, que me dicen que es un brujo bueno, que hasta hace pegar a los enamorados de los taburetes.-

Graciela, se marchó del  granero de la Plaza de las Mercedes, como alma que lleva el diablo, dejando a la señora Maria del Tránsito Cuello, pensativa, quien se preguntaba-Estará Ana Graciela loca, o le hace falta un tornillo-?.

Los ingredientes necesarios, para los filtros amorosos, han variado en cada tiempo y región, pero suelen tener en común, el ser extraños y de difícil consecución. 

No obstante, es común encontrar en las recetas, gotas de sangre, uñas, pelos, dientes y fluidos corporales, sudor, menstruación, saliva, orina o semen del ser amado o de otras especies. Eso era lo que Ana Graciela, iba a buscar a donde el brujo, Kiko Miranda,  quien vivía en Rinconhondo, para que sus dos hijas conquistaran a sus enamorados, de buena posición social y con una situación económica definida.

En un vehículo de estaca, viejo, conducido por su dueño el señor Chicho Sedan,  que después de arreglar bicicletas en Chiriguaná, desde que llego al pueblo, procedente de San Juan del Cesar- Guajira, viajo la señora Ana Graciela a Rinconhondo, hasta llegar a la casa de Kiko Miranda, que quedaba a las afueras del pueblo, en el camino que conduce al Rio La Mula, muy cerca de donde se encuentra una piedra inmensa,  donde están impresas las huellas del Santo Ecce Homo, que según los lugareños del pueblo, el Santo tuvo su aparición en ese lugar y dejo su huella y una vez allí, pregunto por él y salió un hombre corpulento de color negro, de   aproximadamente  setenta años de edad, con los brazos cubiertos hasta los dedos por un interminable tatuaje tribal, una pañoleta amarrada en la cabeza, al estilo gitano y el gesto firme, como una roca.

Hola, mucho gusto. ¿Cómo le va? Le pregunto Ana Graciela, casi por un asunto de cortesía.

Yo siempre estoy bien, respondió Kiko con una voz gruesa e impostada.

Chicho Sedan, el dueño del vehículo de estaca y Ana Graciela, se miraron con un dejo de perplejidad. Por supuesto, el hombre que se hace llamar el Brujo Kiko Miranda, debía vender una imagen de buena fortuna, a quienes en él confiaban. 

Kiko manifestó -por favor señora siga a mi consultorio- El consultorio, es un pequeño cuarto, dentro de lo que parece, que alguna vez, fue una vieja casa familiar. Una espesa cortina, impide el paso de la luz, apenas suficiente para iluminar un pequeño altar, que combina elementos religiosos y otros que se podrían considerar tenebrosos. Hay santos y calaveras. Hay rosarios, velas encendidas y derretidas, incienso y réplica de una lápida.

Kiko es brujo de oficio, lo aclara, mientras posa su mano derecha, sobre la gruesa Biblia, que tiene en su escritorio- acomodada justo al lado de un mazo de cartas del Tarot-  y deja claro que a los que Dios castiga son a los hechiceros y a los adivinadores.

Lo suyo, explica, es el arte de manipular el entorno de la persona, dirigido al mejoramiento, de áreas como la salud, el amor, la suerte, las relaciones interpersonales y la familia.

Todas las mañanas, hace una limpieza del ambiente, con hierbas y oraciones. La gente viene y deja sacos de problemas, para llevarse soluciones dice.

Solo pueden, ingresar al consultorio, juntas,  las parejas que vienen a buscar respuestas, para alguna situación en común; las demás personas lo hacen individualmente, y los otros, esperan sentado, en la sala de la casa.

Ana Graciela, le comenta al brujo Kiko,  lo que quiere y este le dice – que para su problema, tiene dos soluciones-:

La primera: que él hace, que los enamorados de sus hijas, se queden pegados en el taburete, hasta las doce de la noche y la segunda: la escoba invertida o al revés, para que los enamorados de sus hijas, se marchen de la casa.

Ana Graciela,  le pide a Kiko que le explique la primera. Es decir, que los enamorados, de sus hijas, se queden pegados en el taburete. Kiko le explica, que como tiene tres hijas, tiene que conseguirse tres taburetes,  que estén hecho de madera y una banda ancha, de cuero de cabra, chivo o ganado vacuno, en el asiento, como en el respaldo, clavado a la madera con tachuela, o clavo de cabeza grande. 

Ana Graciela le dice, que únicamente, es para sus dos hijas mayores, que la menor, se case, o se meta a vivir, con el que ella quiera. Kiko continua diciendo -los dos taburetes, una vez, que estén en mi consultorio, los rezare durante tres días de la siguiente manera: a las seis de la mañana, doce del día, seis de la tarde, doce de la noche y seis de la mañana, con la oración la pega pega que dice :

“Brujos y brujitas, ayúdenme, a que fulano de tal,  se quede pegado en el taburete,  hasta la media noche, no deje de pensar, en fulana de tal, por medio de esta oración, para que fulana de tal,  sea la única persona, en su pensamiento, y que se duerma pensando y acordándose de fulana de tal,  la visite hoy y siempre y le pida que esté con él, toda la vida”.

Una vez rezado los taburetes, durante tres días, consecutivos, se suben en el zarzo de la casa, a esperar que llegue el enamorado, para brindarle el taburete y se siente, otra persona, no se puede sentar en los taburetes rezados, porque se pierde la magia; además,  si el enamorado queda pegado al taburete, tiene que la novia y los familiares cargarlo y meterlo a una habitación de la casa, donde la novia, acostada y desnuda en una cama,  espera que lleguen las doce de la noche, para tenerlo entre sus brazos y hacer el amor. 

Kiko dice, que esta magia es segura, porque muchas mujeres de Rinconhondo, La Sierra, Chiriguaná, La Jagua de Ibirico y Curumani, la han aplicado y hoy en día tienen sus hogares y viven muy felices.

Ana Graciela, dice,  que esa magia no le gusta, porque los enamorados de sus dos hijas, llegan en sus vehículos, no se bajan, recogen a sus hijas  y se van con ellos hasta el día siguiente. Kiko le pregunta - que hacen sus hijas- Ana Graciela le contesta– Ver telenovelas en el Canal  Ocho de la Cadena  venezolana de televisión CVTV, porque los oficios de la casa, los hace mi hija Luisa, que es la más fea y yo; también quiero decirle, que Luisa tiene de novio a un hijo de un campesino, que trabaja con mi esposo en la Hacienda de Siria.

Ana Graciela, le dice a Kiko, - que le explique la magia, de la escoba invertida o al revés, Kiko le dice -que son muchas las historias y leyendas que se cuentan sobre brujas, así como las características que se les atribuyen: poderes mágicos, gatos negros, que la acompañan, verrugas, escobas voladoras, grandes calderos… y hasta oscuros pactos con el diablo. Se sabe que las brujas son amigas de la luna y de la noche y representan, en su mayoría, la maldad y la oscuridad, en contraposición con la luz o lo luminoso.

Las brujas salen en las noches montadas en una escoba  a volar por el cielo de nuestros pueblos, para ayudar, a que se hagan realidades los amores imposibles; aquellos amores, que no tienen sentido; para infundirles, a los enamorados una fuerza superior, que los llevara  a un infernal abismo de dolor, locura, desolación y muerte.

Las escobas, arrastran una larga tradición de poderes mágicos, que les han sido atribuidos, a lo largo de los tiempos. Hace miles de años, las mujeres realizaban el ritual, de montar en ellas, invocando a los dioses, para el crecimiento de los campos.

También, se ha considerado que tienen poderes mágicos, para favorecer la fertilidad y con dicho fin, las mujeres que quieren quedar embarazadas, las colocan debajo de sus camas. 

Las escobas, por sí sola, tienen sus misterios, y si la colocamos detrás de la puerta de la casa, invertida o al revés, el visitante no deseado, en el acto abandona la casa.

Ana Graciela, dice, que esa magia, si le gusta, acto seguido Kiko, le explica, que compre una  escoba, de fibras naturales, para barrer el suelo de la casa, pero para que sea efectiva, la magia, hay que hacerle una oración, y se acuerda que tiene una escoba, en la habitación, se levanta, la busca, le hace en silencio una oración y se la entrega a Ana Graciela. 

Ana Graciela, le cancela lo acordado y sale del consultorio y afuera, en el andén de la casa, sentado en un taburete, la espera Chicho, para salir con destino a Chiriguaná en su vehículo.

Ana Graciela, llega feliz a su casa, porque tiene en sus manos, la solución para que no lleguen a visitar a sus hijas, los vagabundos, flojos y mentecatos.

Una noche de Luna llena, aparecieron unos estudiantes de la Normal de Varones de Chiriguaná, en la casa de Ana Graciela, con el fin de  visitar, a las jovencitas Helena y Yadira.  

Ana Graciela, se dijo -es la oportunidad, para comprobar, si la magia de la escoba invertida, o al revés, es verdad-, sigilosamente coge la escoba y la coloca detrás de la puerta de la calle y espera a ver qué sucede, cinco minutos después, sucede lo esperado por ella, los jóvenes estudiantes, que pensaron, en pasar una noche agradable, en compañías de sus amigas, se levantan del taburete y se van, y así, sucedía, cada vez, que visitantes no deseados, llegaban a visitar a las jovencitas.

Helena y Yadira, disfrutaban todas las fiestas de la región y cuando llegaban a la casa al día siguiente, embriagada de licor, sexo y amor, su madre le preguntaba –Helena, con quien estuviste en la fiesta- ella respondía- Con don Camilo Flórez; luego le hacia la misma pregunta a Yadira y ella le respondía –Con el doctor Domínguez-; Ana Graciela, se ponía feliz y contenta y les decía- Acuéstense mis hijas, que de pronto vuelvan a buscarla para otra fiesta-.
 

Luisa, la más fea, de las tres hijas, se sentía discriminada por la mamá, y siempre pensaba, en fugarse con su amado Rafael, quien se comunicaba con ella, a través de mensajes, enviados en papelitos, que los niños de la Plaza de las Mercedes, le entregaban a Luisa, a escondida de su madre.

Los dos enamorados, planearon la fuga y una noche oscura, Luisa salió rápidamente de su casa y se escondió en la esquina de Chipita Rangel, donde la esperaba Rafael, se abrazan y se besan, y a lomo, de un buen caballo, salieron con destino a Chimichagua, cuando iban pasando los playones, que hay entre Chiriguaná y Chimichagua, observan, a una figura de mujer vestida de blanco, que lloraba, en forma de lamento, el caballo relincha asustado y los dos enamorados se preguntan- ¿ Sera que Ana Graciela, llego al lugar, montada en la escoba, para evitar nuestra fuga-?

Al día siguiente en Chimichagua, se escucha el comentario, en todo el pueblo,  que La Llorona loca, había aparecido en los playones, entre Chiriguaná y Chimichagua y los pescadores corrían como alma que lleva el diablo. La Llorona loca, es una superstición o espanto, de una figura de mujer,  que vestida de blanco,  se le aparece llorando en forma de lamento,  a los hombres cuando va o viene de visitar a una mujer, que no sea su esposa o novia.

Luisa y Rafael, se casan y establecen su hogar en Chimichagua, tienen dos hijos, viven felices y sus hijos hoy en día son profesionales.

Mientras que sus hermanas Helena y Yadira de más de cuarenta años de edad,  respectivamente, después de haber disfrutado su juventud, con los doctores y gente importante de la región,  terminaron sola y atenida,  a la pensión de jubilación, que su padre  Felipe Díaz,   recibió por haber laborado por  más de veinte años, en la Hacienda de Siria de Don Amín Malkum Taffache.

Hoy en día  Helena y Yadira tiene un hijo cada una,  de un flojo y un mentecato, que no dieron para organizarlas y tanto Ana Graciela como Helena y Yadira, se lamentan del tiempo perdido y envidiosa con su hermana Luisa, que siendo la más fea, tiene su hogar y su estabilidad emocional, con su esposo y sus hijos. Es decir, LA SUERTE DE LA FEA, LA BONITA LA DESEA.

Fin.

También puedes escuchar mi música ingresando al siguiente link https://open.spotify.com/album/2JXHP6WCIM9aFqgYJO6nd9 .  Espero que la disfrutes.