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KU KLUX KLAN CHIRIGUANERO - AUTOR: HONORIO ANTONIO MARTINEZ CUELLO.




AUTOR: HONORIO ANTONIO MARTINEZ CUELLO.

En la década del cincuenta llega a Chiriguaná, procedente del Municipio de Manatí- Atlántico, el señor Ignacio Torresnegra y su señora Candelaria Escorcia, con ella trajeron a sus hijos Ignacito y Fabiola;  buscaron establecerse en esta localidad debido al auge económico y social que tenia Chiriguaná para la época, ya que era un municipio ganadero y agricultor y además de ello, pasaba por su territorio los ferrocarriles nacionales; empresa creada en 1954 por el gobierno colombiano mediante el decreto 3129 para unificar en una sola entidad estatal el Sistema Ferroviario de Colombia,  que para esa  época estaba compuesta de varias empresas locales administradas por las regiones. El Ferrocarril, es un transporte ferroviario  o sistema de transporte de personas  y mercancías guiado sobre una vía férrea…

Al Estación del Ferrocarril de Chiriguaná, llegaban los viajeros que iban con destino a Bogotá y Santa Marta, de los diferentes pueblo de la región,  entre ellos Riohacha, Fonseca, San Juan del Cesar, Villanueva, Valledupar, La Paz, San Diego, Codazzi, Becerril, la Jagua de Ibirico, Curumani, etc.; ya que circulaban por el Estación del Ferrocarril de Chiriguaná, El Tren de Lujo; El Expreso del Sol; el Tren de Palito; el Autoferro; el Tren de Carga, que viajaban de Santa Marta- Magdalena a Bogotá- Cundinamarca  y viceversa.

Los viajeros se quedaban en las Estaciones  intermedias de acuerdo al destino que llevaban; inclusive,  cuentan que el compositor vallenato Rosendo Romero, viajo desde Villanueva su tierra natal, al Estación del Ferrocarril de Chiriguaná, con su novia,  porque ésta viajaba con destino a Bogotá y en el Estación del Ferrocarril de Chiriguaná, nació la canción vallenata que grabara el Binomio de Oro con Rafael Orozco e Israel Romero, “SUEÑO DE CONQUISTA” que dicen los  Coros:

Primer Coro.

“Por ti yo quiero más a Villanueva,
Allí naciste tu Luna de abril. (Bis)
Allá en Chiriguaná nació la pena,
Que buscando caricias conseguí. (Bis)

No brota más el Sol, la primavera,
De besos de mi alma para ti”.

Segundo Coro.

“Por ti yo quiero más a Villanueva,
Allí naciste tu Luna de abril. (Bis)
Allá en Chiriguaná nació la pena,
Que buscando caricias preferida. (Bis)
Si tienes alma grande morenita,
No dejes una lágrima en mi vida”. (Bis)

En la Estación del ferrocarril de Chiriguaná, sucedían a diario hechos que inducían al romanticismo, a la tristeza y al desamor…

Ignacio Torresnegra,  a quienes los placeros  llamaban  “Nacho”  compro en la Plaza de la Mercedes de Chiriguaná un solar al lado del señor Pedro Martínez Mejia, donde construyó su casa propia, con su cocina en el patio, y allí nacieron sus nietos; también compro una finca de seis hectárea  en la región de Pacho Prieto a la que le puso el nombre de Poca luz;  Ignacio Torresnegra era un hombre campechano jefe del hogar, encargado de buscar el dinero para dar de comer a toda la familia,  mientras su mujer Candelaria se encargaba de realizar las tareas del hogar y de mantener el orden y la armonía familiar;  pero Candelaria discutía a diarios con sus vecinos y por la noches se oían en su casa voces raras y el olor a tabaco, se rego la bola en la Plaza de las Mercedes y en Chiriguaná, que Candelaria era bruja y que tenia pacto con Satanás  y le rendía todas las noches culto al diablo.

Cuentan que en una oportunidad la policía de Chiriguaná, perseguía a su hijo Ignacito por haber cometido el delito de hurto; Ignacito entro a la casa y se convirtió en un gajo de guineo maduro; la policía busco por todas partes a Ignacito y no lo encontró;  los agentes de la policía  se marcharon  e Ignacito se bajo de la tiranta de la casa riéndose. 

En otra oportunidad, Ignacito estaba parrandeando en su casa, se le acabo el licor y no tenía dinero para comprar más, le pidió a uno de los muchachos que estaban bebiendo con  él que le trajera una hoja de almendro, a la que cogió en sus manos hizo una oración en silencio y la hoja se convirtió en un billete y le dijo al muchacho que fue a comprar el licor, que dejara los vueltos, al poco rato, el billete se convertía en hoja de almendra,  haciéndole un perjuicio al dueño de la tienda,  que vendía los licores para que las personas hicieran  sus parrandas y fiestas y obtener una ganancia.  

Recuerdo esas parrandas inolvidable que hacían en la casa de Ignacio Torresnegra, al lado de mi casa, licor mucho licor, viuda de pescado y pura decimas hasta tal punto que no dejaban dormir a los lugareños de la Plaza de la Mercedes, con sus decimas y sus peleas de palabras y frases obscenas…

Ignacio Torresnegra, manejaba con éxitos su pequeña finca de seis hectáreas, aplicando la diversificación e integración. Ahí Ignacio y su hijo vieron la oportunidad de asegurar un lugar más prometedor para el futuro de sus familiares. 

Habían preparado el terreno para sembrar algunos cultivos de pan coger, tenían tres vacas con su corral, gallinas y tres perros que cuidaban la finca de personas extrañas y especialmente tenían dos hectáreas  cultivadas de patilla (sandía) con su respectivo regio para incrementar la capacidad de producción y sustento de la finca…

Los muchachos de la Plaza de las Mercedes entre los diez y quince años –   para esa época yo tenía trece años y cursaba quinto de primaria en el Colegio Instituto Caldas del maestro Juan Mejia Gómez –  teníamos la costumbre de salir los días sábados a recorrer las fincas que quedaban en la región de Pacho Prieto,  cada uno de nosotros llevaba una mochila artesanal, el cual consistía en un equipaje que llevábamos en la espalda por medio de dos bandas que pasan por los hombros,  para guardar los frutos que cogíamos en el camino o que los dueños de las fincas nos regalaban; no solamente era para recoger frutos, sino también para visitar a nuestra novia de siempre,  María Casquito, una hermosa morena que habitaba en las sabanas de Chiriguaná,  que al  vernos se desparramaba en amor eterno.

Siempre que llegábamos a la finca Poca Luz de don Ignacio Torresnegra, a pedirle que nos regalara una patilla, para comérnosla y un poco de agua para beber, éste señor nos salía con grosería y  nos insultaba, nos decía—Vayan a pedirle a su hija de puta madre—Cabizbajo nos alejábamos del lugar, íbamos murmurando varias cosas en el camino, pero en fin, éramos adolecentes que sin el permiso de nuestros padres,  nos íbamos a caminar las sabanas de Chiriguaná para hacer higiene mental…

De lunes a viernes en la noches iluminada por la Luna llena,  nos sentábamos en la esquina de Chepita Rangel, la mamá de nuestro amigo y jefe de la juventud placera Johnny Hernandez Rangel, a comentar todo lo que hacíamos en nuestro recorrido,  siempre llegábamos al punto en que el señor Ignacio Torresnegra era el único finquero que no nos regalaba nada y se portaba grosero con nosotros.

Una noche, reunido con mis amigos placeros se me ocurrió comentar un artículo que leí en la Enciclopedia Cumbre que había comprado mi hermana Felicia, para hacer las tareas e investigar sobre cultura general, y les hable sobre el  Ku Klux Klan y le dije a mis amigos que era una asociación de grupos de extrema derecha en Estados Unidos. 

Entre sus principios básicos encontramos el antisemitismo, la homofobia y el racismo en general, sin embargo su principal razón de ser es la total supremacía de la raza blanca y se vestían como los nazarenos en semana santa con túnicas blancas  y un largo cubre cabeza en forma de cono; quemaban la casa de los negros y los asesinaban. 

Cuando terminé de contar la historia se levantó del andén donde estaba sentado Aldo Linares Mieles, a quien le decíamos Pacho Bobo el más travieso de todos nosotros, y dice—Una  noche nos vamos a presentar en la finca Poca Luz, vestidos con una sábana blanca cada uno y una vara a la que le amarraremos en uno de sus extremos telas le echamos petróleo, le prendemos fuego como una antorcha  y lo asustamos—. Otro preguntó —Y si nos levanta a plomo con la escopeta que tiene---; a lo que le respondió Rafael Martínez, alias Ambua con una exclamación --- ¡Tenemos que hacer esa vaina!---.

Todas las noches nos reuníamos donde Chepita Rangel, a planear como íbamos a asustar al señor Ignacio Torresnegra, quien dormía en la finca para que no le robaran sus cosechas y los sábados y domingos dejaba cuidando a un nieto de nombre Anivierso, a quien los placeros le decíamos Perverso. 

A toda hora estábamos  pensando en la estrategia para asustar al señor Ignacio, y me acorde de un cuento que mi madre María del Transito Cuello, me refirió y se los conté:

“Mi mamá hablaba  de un señor que estaba enamorado sólo de una muchacha en el  pueblo y mi mamá decía –Juancho estaba enamorado de María y todas las noches la visitaba.

Juancho hablaba de todo, menos que le gustaba María, y cuando Juancho se iba María decía—“AY DIOS MIO, HASTA CUANDO SERAN ESTAS PENAS”—Juancho no decía nada y se marchaba, un día cualquiera,  Juancho le dice a Santiago, un amigo de confianza—Santiago como te parece que cuando visito a María y diálogo con ella y me despido de ella;  María dice -- AY DIOS MIO, HASTA CUANDO SERAN ESTAS PENAS—Santiago le dice, hay idiota, ella está enamorada de ti y tu no le dices nada- Juancho contesta-- Es que a mí me da pena—Santiago le responde --Entonces no la visites mas—Juancho confundido le dice a Santiago—Santiago entonces que le digo—Santiago le dice—Dile que hasta que nuestros corazones se unan. 

A si fue,  Juancho volvió a visitar a María y hablaron de todo un poquito, y Juancho se despidió, cuando María manifiesta-- AY DIOS MIO, HASTA CUANDO SERAN ESTAS PENAS-  le responde Juancho—HASTA QUE NUESTROS CORAZONES SE UNAN, le contesta María—Esas palabras no son tuyas—responde Juancho—Si son mías porque las compre—”.

Terminada la historia los muchachos soltaron la risa, y Pacho dijo, --- bueno, vamos a formar un grupo de 10 en fila india, los primeros cinco dicen-- AY DIOS MIO, HASTA CUANDO SERAN ESTAS PENAS—Los otros cinco contestan –HASTA QUE NACHO NOS DE UNA PATILLA— nos ponemos la sábana blanca encima y con la vara encendida  en forma de antorcha vamos gritando hasta llegar a la finca Poca Luz.

Escogimos el día indicado, el cual era el tercer viernes del mes de junio de 1970 a las once de la noche, sitio de la reunión: esquina de Chepita Rangel, donde debíamos estar los diez placeros con las sábanas blanca y la vara con la tela amarrada a uno de los extremos y además de lo anterior yo llevaría la botella de kerosene o petróleo para la operación del Ku Klux Klan Chiriguanero, porque mi madre en su granero vendía ese combustible para prender los fogones de leña y las lámparas que iluminaban las casa en las noches, cuando la planta eléctrica no tenía el acépeme(ACPM) para su funcionamiento y el pueblo de Chiriguaná era iluminado por los rayos de la Luna y las lámparas de petróleo.

Llego el día  indicado todos estábamos nervioso menos Pacho Bobo y Ambua, quienes eran los jefes de la operación; yo estaba en mi casa todo nervioso, cogí la sábana blanca, la coloque en un sitio cerca de la puerta del patio, con la botella de petróleo,  colgué mi hamaca, me acosté, esperé la señal de salida que era un silbido fino y fuerte que parecía al de un ave; mi padre, madre y hermanos se acostaron, apagaron las luces y se durmieron; yo no dormía me daba vuelta en la hamaca, esperando la señal. 

Al poco rato escucho el silbido, con cuidado me bajo de la hamaca, estoy un poco tensionado, lentamente abro la puerta del patio, Limber el perro de la casa, me saluda con la cola, llevo entre mis brazos la sábana y la botella de petróleo, salgo por un hueco de la cerca, allí están mis amigos placeros, me preguntan— ¿Trajiste todo?— contesto con un movimiento de cabeza afirmativo-. Con todo planeado salimos los diez placeros para la finca Poca Luz a llevar a cabo la misión.

Los rayos de la Luna iluminaban nuestro sendero, había un silencio total, nadie hablaba, estábamos ejecutando la operación Ku Klux Klan Chiriguanero. Aproximadamente a mil metros de la finca Poca Luz prendimos los 10 mechones o antorchas y nos pusimos las sábanas blancas, comenzamos a caminar en fila india hacia la finca; en el camino los cinco de adelante gritaban “--AY DIOS MIO, HASTA CUANDO SERAN ESTAS PENAS—los cinco de atrás respondían--–“HASTA QUE NACHO NOS DE UNA PATILLA”—

Y así íbamos repitiendo por el camino, cuando íbamos llegando a la finca, los perros aullaban, salieron corriendo y se perdieron en las sabanas de Chiriguaná. 

Ignacio Torresnegra se levantó con la escopeta y apenas vio las antorchas encendidas y el grito de nosotros salió corriendo detrás de los perros. 

Llegamos a la finca no había nadie, cada uno cogió  una patilla y nos regresamos corriendo para el pueblo, escondimos las 10 patillas en la casa de Chepita Rangel y antes de retirarnos hicimos un juramento con las manos puestas en el corazón de guardar el secreto; hecho el juramento cada uno de nosotros regreso a su casa…

El miedo es un mecanismo de defensa que creamos en nuestra mente cuando percibimos que una situación nos va a poner en peligro; por esas razones Ignacio Torresnegra, en su huida para protegerse de las figuras humanas y las antorchas, corre desesperadamente como alma que lleva el diablo  por las sabanas de Chiriguaná. Salta obstáculos como las cercas de alambres de púas de los potreros donde se cría el ganado, los terrenos fangosos que encuentra en su huida hasta llegar a la Plaza de las Mercedes, divisa su casa y entra en ella por el portón. 

Al llegar al patio observa la puerta abierta y por ella ingresa a la casa, encuentra a su esposa arrodillada con un tabaco prendido hablando sola al frente de un altar donde tenía imágenes  de Satanás, una serpiente de siete cabezas, mujeres con cuernos de animales y en general era un altar diabólico. 

Ignacio Torresnegra coge por los cabellos a Candelaria, le grita y le da unos puñetazos, se dirige al altar y lo destruye. 

Acto seguido le grita a Candelaria --TÚ ERES LA CULPABLE QUE EN LA FINCA HAYAN APARECIDO ESTA NOCHE LOS FANTASMAS CON ANTORCHAS Y  CASI QUE ME LLEVAN – Candelaria llorando no responde a los insultos de su esposo, observa que su sitio de oración a la magia negra está destruido. Ignacio lleno de ira dice--MAÑANA  TRAIGO AL PADRE OÑATE PARA QUE EXORCICE ESTA CASA, PORQUE YA ESTOY CANSADO DE TANTA PORQUERÍA QUE HACES EN ESE ALTAR A LOS VECINOS--.

Al día siguiente, Ignacio comenta a los lugareños de la Plaza de las Mercedes las imágenes de fantasmas que vio en su finca la noche anterior y de ello culpa a su esposa por estar haciendo magia negra;  se dirige a la Parroquia de Nuestra Señora la Virgen de Chiquinquira,  dialoga con el padre Oñate y le explica lo que está sucediendo con su esposa. 

El padre Oñate acompaña a Ignacio a su casa,  entra en ella y habla con Candelaria quien al principio se rehúsa hablar con él;  el padre Oñate entra a la habitación  donde está el altar y observa con preocupación las imágenes destrozada la noche anterior por el esposo y solicita que se haga una hoguera en el patio para quemar todas las imágenes dedicada al mal.

Candelaria no deja de llorar, el padre Oñate hace oraciones en todas las habitaciones y convence a Candelaria para que lo acompañe a la parroquia, estando en la parroquia Candelaria se confiesa con el padre Oñate, y el padre Oñate le hace liberaciones con el fin de que Candelaria deje  de adorar a Satanás  y adore al Dios de Israel…

Pacho Bobo, que de bobo no tenía nada, habla con Ambua y comentan lo que está sucediendo, nadie dice nada, solo se observa lo que sucede en la Plaza de las Mercedes. 

Con el transcurrir de los días Candelaria Escorcia cambia su comportamiento y se  dedica a ir a misa todos los domingos, su actitud hacia los vecinos es más amigable y se dedica por completo a Dios, quien le causa felicidad. 

Entregarle a Dios su vida la llena de amor y gozo, así como dijo Jesús: “Hay mas felicidad en dar que en recibir”.


El cambio de Candelaria hizo mella en su marido e hijos quienes se convirtieron en personas más devotas, amables y amigables; eso lo pudimos notar los muchachos de la plaza de las Mercedes y yo un sábado que salimos a recorrer las sabanas de Chiriguaná, llegamos a la finca Poca Luz y apenas nos vio Ignacio enseguida salió a saludarnos, nos dijo que entráramos a su finca y nos regalo unos mangos y unas patillas… 


Fin.

También puedes escuchar mi música ingresando al siguiente link https://open.spotify.com/album/2JXHP6WCIM9aFqgYJO6nd9 .  Espero que la disfrutes.








Comentarios

  1. Entretenido relato , te mantiene expectante de principio a fin , vocabulario entendible .Los hechos que nos muestra el narrador cobran vigencia en otros pueblos latinoamericanos eso lo hace más interesante aún.

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  2. Entretenido relato , te mantiene expectante de principio a fin , vocabulario entendible .Los hechos que nos muestra el narrador cobran vigencia en otros pueblos latinoamericanos eso lo hace más interesante aún.

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